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Busqueda avanzada- N° páginas : 272
- Medidas: 143 x 224 mm.
- Peso: 525 gr
- Encuadernación: Carton‚
Crisálida NAVARRO, FERNANDO
Una fábula oscura que explora la naturaleza de la fe en un sur sangriento y desolador. Un salvaje drama familiar donde mística y psicodelia se mezclan magistralmente.
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Sinopsis
La niña Nada abre los ojos en la cama de un sanatorio al que no sabe cómo ha llegado. Los recuerdos, las pesadillas y los ensueños provocados por los fármacos la trasladan a un tiempo anterior, cuando sus padres se la llevaron, junto con sus cuatro hermanos, a vivir a un bosque de secuoyas perdido en algún lugar entre las Alpujarras granadinas y Sierra Nevada. Allí, poco a poco, la violencia y la locura se apoderan de toda su familia, en especial de su padre, al que apodan el Capitán, un hombre atormentado y paranoico por el que Nada siente una extraña fascinación. Asediada por una presencia inquietante que habita en el corazón del bosque, la niña aprende a crecer en mitad de una naturaleza tan viva como hostil, tan extraña como peligrosa.
Mitad folk horror, mitad novela de aprendizaje, Crisálida construye un territorio literario sureño único, lisérgico y evocador en el que se dan la mano el humor y la violencia para narrar una conmovedora historia de abandono y desamparo infantil que bebe tanto de la exploración del terror familiar de Shirley Jackson y Stephen King como de los dramas paternofiliales del cine de Víctor Erice o Carlos Saura.
El libro en los medios
Fernando Navarro habla sobre «Crisálida»: en nombre del amor cometemos las mayores barbaridades — La Lectura, El Mundo — 21 de febrero de 2025
Años antes de crear el áspero y lorquiano universo de Malaventura, el inquietante acid wéstern andaluz que fue su exitosa carta de presentación literaria, el escritor y guionista Fernando Navarro (Granada, 1980) –la pluma detrás de filmes como Verónica, Orígenes secretos o Segundo Premio– tuvo una idea para una película. Jugando con la hibridación en la que tan bien se mueve, el autor pretendía hacer una mezcla de novela de aprendizaje, historia de aventuras y cuento de terror gótico para narrar la historia de una familia, dos padres y cinco hijos, que se echa a vivir al bosque huyendo radicalmente de la sociedad. «En un principio, sólo era una sinopsis para una película que iba a rodar con una directora alemana sobre la familia, un tema muy típico de la tradición centroeuropea, pero quería hacer algo un poco más salvaje, más violento, más mediterráneo», cuenta Navarro sobre el origen de Crisálida (Impedimenta), una inquietante y cruda fábula, onírica, metafórica y profunda que, a través de esta sencilla historia de abandono del mundo aborda temas como la degeneración hacia el salvajismo del ser humano, el desamparo infantil y la imposibilidad de crecer o la necesidad de crearnos rutinas y mitos para sobrevivir. «La película finalmente no salió, pero la historia iba llamándome cada poco tiempo. Solamente me faltaba encontrar la voz», prosigue el escritor. Y es que una de las claves de Crisálida es la perturbadora y poco fiable narradora, Nada –o Ná, como la llaman sus hermanos–, una adolescente que recrea internada en un psiquiátrico cómo fue el descenso a los infiernos y la libertad que vivió su familia. «Estaba muy perdido, hasta que me dije: ¿Quién cuenta esto? ¿Cómo lo cuenta? ¿Cómo expresa ese trauma? ¿Diría esto, esta niña contaría esto, se atrevería incluso a pensar en esto? Y cuando encontré la voz y pude destilarla en esa primera persona y esa manera de hablar que tenía la niña, fue cuando la historia salió sola», relata Navarro. Así, Nada nos cuenta desde su encierro en el sanatorio cómo su padre, el Capitán, un hippie buscavidas y fracasado, levemente drogadicto y de buena y opusdeísta familia, decidió un buen día dejar atrás la corrupción de un mundo que le rechazaba e irse con su mujer y sus cinco hijos a una remota zona de Sierra Nevada. «Nos movía como si fuera un dios porque siempre pensó que era un profeta un santo un elegido. Nuestro jefe. Nuestro amo. [...] No éramos niños, éramos sus soldados, sus juguetes, sus esclavos, sus discípulos, sus muñecos», escribe la protagonista en recuerdos fragmentados, plagados de saltos temporales, alucinaciones entre místicas y psicodélicas y reveladores silencios. El primero, el de sus nombres, que el padre les hurta nada más llegar, antes de comenzar un régimen cruel lleno de violencia que va, poco a poco, deshumanizando a la familia. «El padre es un personaje ambiguo, es cruel y arbitrario, pero los lleva al bosque por amor. Él quiere a sus hijos y cree sinceramente que en realidad los está salvando de un mundo terrible que a él le ha destrozado. Lo que demuestra que en nombre del amor cometemos las mayores barbaridades», reflexiona Navarro que, como guiño a sus lectores, reconoce que este hombre está inspirado en el protagonista del último relato de Malaventura, pero «hipervitaminado». «Me gusta explorar estos personajes oscuros, estos villanos tipo el capitán Ahab, Long John Silver, el Kurtz o el Lord Jim de Joseph Conrad, cuya complejidad y capas los convierte en seres fascinantes», dice. «Nunca sabemos por qué decide irse, pero se intuye, y quería reflexionar sobre este gesto tan romantizado, casi más punk que hippie, de romper con el mundo, de abandonarlo todo, que es muy seductor y al mismo tiempo muy insensato». Insensato porque, como refleja la novela, la naturaleza no es un territorio agradable ni humano. «Estoy en contra de ese mito moderno del Walden de Thoreau que nos ha vendido la naturaleza como ese lugar de retiro idílico. No entiendo esta fiebre neorruralista actual. La naturaleza siempre es salvaje, no idílica», defiende Navarro. «Cuando se dice eso de que la naturaleza nos salvará, yo pienso en lo contrario. Salvando los excesos, la tecnología, el alcantarillado, la electricidad... todo eso es lo que nos salva y nos permite estar sanos y no volvernos salvajes. El bosque de esta novela es un territorio hostil, hay un frío helador, si no cazas, no comes. O matas o te mata». En este sentido, la novela encierra una crudeza angustiante que nace de la dura realidad a la que se ven abocados estos niños, que pronto deben luchar por sobrevivir en la más absoluta precariedad moral y material. Sin embargo, la violencia, que la hay, nunca es gratuita. «No buscaba hacer un libro desagradable, sino que fuera crudo, salvaje, porque el hombre es muy salvaje, y en estado salvaje, es más salvaje todavía. Sin querer buscar el escándalo ni hacer nada especialmente truculento, sí que necesitaba que los personajes estuvieran libres y se comportaran con libertad. Y en libertad, unos niños pueden ser muy peligrosos», apunta Navarro, que cita como referentes de historias de niños perversos obras como El hijo cambiado, de Joy Williams o Claus y Lucas, de Ágota Kristóf. «Por eso, junto a la violencia añadí muchos elementos de lo que podrían inventar unos niños en esta situación, juegos, animales imaginarios, canciones... Todo un mundo onírico que, en buena medida a través del lenguaje, suaviza lo narrado. Como decía Foster Wallace: ‘La literatura tiene que confortar a los que están perturbados y perturbar a los que están tranquilos’». Así llegamos al tema clave de Crisálida, que no es otro que la infancia, explorada aquí en todas sus formas. «Siempre me ha interesado la infancia como tema. Es verdad que mi generación se crió mucho con esto, con las películas de Víctor Erice o Carlos Saura, narradas siempre desde la mirada del niño. Quizá por eso me interesa la mirada infantil hacia el mundo, ver la realidad con ese filtro que no es inmaduro, sino inocente y sabio a la vez, infantil», explica el escritor. «Siempre se habla del paraíso de la infancia, impera esa idea, como decía Panero, de que la infancia se vive y después sólo se sobrevive, pero yo quería explorar lo contrario, el desamparo, el abandono, qué pasa cuando tu infancia se ve interrumpida y debes convertirte en un niño adulto». No obstante, Navarro defiende que aún en el peor de los casos, «incluso si es dura y cruel, la infancia sigue recordándose con nostalgia. Bl escritor J. G. Ballard -el autor de culto de El Imperio del sol que pasó parte de la Segunda Guerra Mundial encerrado en un campo japonés- siempre contaba que los mejores anos de su vida fueron los del campo de prisioneros, cuando era niño, creciendo, y que aunque pasaba era hambre, frío, no dormía, pero estaba jugando, la vida era un juego, había posibilidades…», relata. «Hay un momento de el Capitán que me gusta cuando, desde su mente desquiciada, dice a sus hijos: ¿No os dais cuenta de lo que de crecer si lo mejor es esto?. En cierto sentido, tiene razón. Si esos niños pudieran hablar siendo adultos, recordarían los años en el bosque, a pesar de su brutalidad, sus privaciones, su locura, con alegría y nostalgia». No nos compete desvelar todo lo que ocurre en la novela, pero aunque lo hiciéramos, no cambiaría en buena medida la experiencia del lector, porque Crisálida es mucho más que esta simple historia. Una virtud que nace del uso del lenguaje y del particular universo creado por Navarro, que bebe mucho de su trabajo en el cine y sus referentes literarios. «Me gusta cuando una cosa real puede convertirse en un cuento a través de lo hipnótico y de lo psicodélico, eso que decía David Lynch, que en paz descanse, de que para él las películas eran sueños», apunta. «Y también me gusta cuando la literatura se desliza hacia lo inquietante, hacia lo fantástico, como las obras de Pilar Pedraza, Cristina Fernández Cubas, Pilar Adón, Cartarescu, Kafka…». «Antes que nada soy lector, y me fascina cuando encuentras un libro en el que hay algo en el lenguaje que no te esperabas. He querido plantear este juego a quien lo lea, que diga: No me esperaba que esto iba a estar contado desde esta niña, que b a a hablar así, que iba a callarse en este momento, que iba a ver esta elipsis, que de repente iban a saltar a una muerte cuando parece que estaba todo en calma, que iba a haber dos espacios…», explica. «Mi intención es llevar a la gente a sitios que no se imaginaba al abrir el libro, que leer la sinopsis no le lleve a ningún lado y dé igual. La idea es que el lector elija qué ha pasado con la niña, que decida dónde le gustaría que fuera más feliz y dónde la quiere situar, si en una piscina flotando feliz, en un bosque perdida, en una cueva con un gigante… Esa es la magia de la literatura», concluye. —Andrés Seoane
DescargarFernando Navarro habla sobre «Crisálida» — RNE Audio, Hoy empieza todo 2 — 11 de febrero de 2025
El guionista Fernando Navarro nos viene a presentar «Crisálida» su primera novela editada por Impedimenta. Una historia sin una fecha concreta, atemporal y capaz de unir pasado y presente difuminando las referencias. —Hoy empieza todo 2
Fernando Navarro habla sobre «Crisálida» — RTVE, Página Dos — 19 de febrero de 2025
Página Dos se adentra en una historia de terror con toques lisérgicos y fantásticos con Crisálida, de Fernando Navarro. Por otro lado, Manuel Astur presenta su poemario sobre la naturaleza, El futuro siempre verde. Los problemas de las "ciudades marca" se abordan en Ciudad Clickbait, de Vicent Molin. —Óscar Lopez
«Crisálida», de Fernando Navarro, una tribu a lo tarantino — El Cultural — 14/20 de febrero de 2025
Subrayé en su momento, hace un par de años, a propósito del primer libro narrativo de Fernando Navarro (Granada, 1980), Malaventura, cómo la libérrima concepción de la literatura producía una fuerte sensación de extrañeza. Lo mismo cabe decir del salto que el autor da en Crisálida desde el disperso conjunto de relatos hasta la novela unitaria. Crisálida viene colmada de rareza desde el inicio y así continua toda la obra. En el comienzo, una niña llamada Nada habla desde un intrigante sanatorio adonde ha llegado misteriosamente y evoca insólitas peripecias sucedidas con un tal Capitán. Este, “el jefe”, “el amo”, apodado también Papá Ceniza, Papá Niebla, Papá Dios y Papá Abismo, encerró a sus hijos entre secuoyas perdidas en un monte mágico o mítico, la Montaña del Tigre. La estancia problemática de Nada en el presunto manicomio reaparece a lo largo de la enrevesada trama a la manera de hilo que engarza las cuentas de una abigarrada peripecia familiar de corte más o menos realista. El Capitán y su mujer, Madreselva, sacan a sus cinco hijos (Nada, la narradora, y sus hermanos, a quienes el padre quitó los nombres y los bautizó como Cuarzo, Rayo, Columbina y Cachorro) de la ciudad andaluza en que residen, “Graná”, y los trasladan a un bosque recóndito y tenebroso. La razón de esta excursión /secuestro se debe a las creencias del Capitán, un chiflado a quien acompaña la empastillada Madreselva. El ideario del Capitán conjuga una mezcla explosiva de militancia contra la civilización y de fundamentaismo naturalista. Este talibán arrastra a los suyos a una cadena de sucesos gravísimos signados por la violencia que resultan, en unas cuantas ocasiones, estremecedores. Sangre abundante, atrocidades varias, crueldades insólitas, cainismo, incesto, enfrentamientos salvajes, suicidio y hasta antropofagia llenan el libro. Algunas escenas revuelven el estómago por la acumulación de truculencias y exhibición de casquería. Navarro hace alarde de una libertad imaginativa sin coto. La trama anecdótica que en buena medida filia la novela con un relato de aventuras (terribles, eso sí) se contamina también con las narraciones de terror. Por otra parte, este mundo espantosamente cruel y esta epopeya de la maldad; este conjunto de rasgos que enmarcan el aprendizaje de la vida por medio de experiencias espeluznantes bascula entre descripciones minuciosas de sevicias y variadas clases de salvajismo naturalistas e hipérboles que producen paradójicos efectos humorísticos. En esta abigarrada invención patentiza el autor su singularidad. Se ve en el anecdotario. Por un lado, una fábula visionaria apunta a sentidos simbólicos. Por otro, y al contrario, tenemos el realismo costumbrista del hambre y las privaciones en el monte de esos excéntricos robinsones. Conviven componentes del todo irreconciliables, lo metafísico figurado en el místico ascenso a la montaña mágica y lo cotidiano encarnado en detalles como las furgonetas ruinosas que la familia utiliza de alojamiento, los atracos que el Capitán comete en incursiones a pueblos cercanos o el funcionario de la Junta que busca proteger a los niños. También la peculiaridad afecta al estilo: se evidencia en el léxico coloquial y en las transcripciones fonéticas populares (“pa”, “abogao”, “carapicá”…). Dando por buena la aleación contra natura de aventuras, terror, leyenda, mito y un pellizco de estampa contemporánea, con frecuencia todo ello de tintes tarantinescos, puede uno disfrutar con la historia de esa niña Peter Pan que quiere detener su vida en el estado de crisálida. Con tal cantidad de atrocidades, lo de disfrutar es, claro, una manera de hablar. Creo que me explico. —Santos Sanz Villanueva
Descargar«Crisálida» entre los libros más esperados de febrero — El Español, El Cultural – 3 de febrero de 2025
Febrero se presenta con regresos literarios tan esperados como el de Javier Sierra y el de Ildefonso Falcones, que publica la tercera entrega de la exitosa saga de La catedral del mar. También en España ha generado grandes expectativas la biografía de Franco, a cargo de Julián Casanova. En el plano internacional, estaremos muy atentos a las novelas de Elizabeth Strout, James Ellroy y Karl Ove Knausgård. (...) Crisálida Fernando Navarro Impedimenta. 24 de febrero Su anterior novela, Malaventura, fue un sorprende éxito de crítica y público. A través de unos personajes extraídos de la baja Andalucía, compuso un artefacto narrativo misterioso y sugerente. Al autor le interesa, según expresó en El Cultural, "el territorio como espacio mitológico, la contención del espacio y el tiempo narrativo y elementos más bien expresionistas, como la brujería o el esoterismo". Emplazado en las Alpujarras, el nuevo libro de Navarro sigue esa línea: no faltan los elementos sobrenaturales, las referencias al sur desde la óptica más oscura, los sueños, la fe, la mística, la psicodelia... Shirley Jackson y Stephen King son, según sus editores, algunos de los ecos de su nueva obra. (...) —Jaime Cedillo
«Crisálida» en el top de los libros andaluces más anticipados del 2025 — El Diario — 14 de enero de 2025
El buen estado de forma de las letras andaluzas viene siendo una constante desde hace muchos años, y 2025 no va a ser una excepción. Las plumas sureñas publican regularmente en los principales sellos editoriales, acaparan premios y en algunos casos llegan incluso a marcar el rumbo de la literatura española actual. Aquí recogemos doce libros que volverán a demostrar este año esa vitalidad. (...) Fernando Navarro, ‘Crisálida’ (Impedimenta) También en febrero, en concreto el día 24, llegará a las librerías la nueva obra de este escritor y guionista granadino que ya deslumbró con "Malaventura". “Crisálida tiene en común con "Malaventura" esa idea de conjugar la literatura y los espacios mitológicos sureños. Si en aquélla era un desierto, ahora es un bosque, ambos localizados más o menos en la realidad: paso del desierto de Tabernas a las montañas de Sierra. (...) —Alejandro Luque
Autor: Navarro, Fernando
Nacido en Granada en 1980, Fernando Navarro es uno de los guionistas más activos y prolíficos del cine español. Ha colaborado con cineastas como Álex de la Iglesia, Isaki Lacuesta, Rodrigo Cortés, Paco Plaza o Jaume Balagueró. Ha sido dos veces nominado a los Premios Goya, en las categorías de Mejor Guion Original y Mejor Guion Adaptado. En Impedimenta ha publicado su libro de relatos Malaventura (2022), que se alzó con el Premio Setenil 2022 y con el premio a Mejor Autor Revelación en los Premios de Literatura Vanity Fair by Openbank. También ha colaborado en medios como Radio3 o Cadena SER, donde dirigió el podcast de terror Vuelo de Brujas. Su último guion, Segundo premio (2024), se alzó con la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga y fue elegida candidata a los Premios Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional.