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Busqueda avanzada- N° páginas : 740
- Medidas: 135 x 210 mm.
- Peso: gr
- Encuadernación: Rústica
La parte de Guermantes PROUST, MARCEL
La tercera entrega de "A la busca del tiempo perdido", en una edición para hacer ya ineludible este verdadero reto lector, con la traducción y notas de Mauro Armiño.
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Sinopsis
La parte de Guermantes, la tercera hoja del gran fresco proustiano A la busca del tiempo perdido, marca el final de la adolescencia. Observamos a la aristocracia y a la burguesía parisinas a través de los ojos de un joven burgués para el que confrontar el mundo con su inteligencia es ya lo más importante. Aquí se unen amores imposibles y dolorosos con el retrato feroz de un salón mundano, donde se derrumban personajes y ambientes antes mitificados y ahora desprovistos de sus oropeles. Ante la pura farsa nada se salva, ni siquiera por la vía de las pretensiones intelectuales o artísticas. La lucidez, el pesimismo y la ironía de Proust se expresan aquí con más vigor que nunca. Quizás la más divertida, también se presenta en esta cota la faz más amarga, la de la enfermedad y muerte. En este tiempo de transición histórica, la sombra del caso Dreyfus se cierne sobre toda la novela y divide a sus actores. Si este gran ciclo novelesco es una comedia social excepcional, esta entrega es la más clara prueba de ello.
Guiados por la edición de Mauro Armiño, que culmina su trabajo de treinta años sobre este clásico, presentamos esta edición totalmente puesta al día del ciclo A la busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, considerado una de las cimas de la literatura universal. Realizada con la coherencia de un solo traductor, y totalmente revisada y actualizada, nuestra versión cuenta con un único y riguroso aparato de notas, imprescindible para una lectura plena de la obra proustiana. También añade resúmenes de cada tomo y diccionarios de personajes y de lugares –incluidos en el primer volumen– para que sirvan de guía de localización y procuren un contacto más inmediato del lector con esta larga y compleja obra. Y, finalmente, ofrece la saga en sus siete tomos y en un formato cómodo y asequible, para hacer ya ineludible este verdadero reto literario.
«Allí donde yo buscaba grandes leyes, me llamaban buscador de detalles... Nadie entendió nada.» Así se lamentaba Marcel Proust ante la incomprensión de que fue objeto la que a la postre sería su gran obra y una cumbre de la literatura universal, A la busca del tiempo perdido. Las miles de páginas de sus siete volúmenes ofrecen uno de esos magnos relatos que, desde Homero, se encargan de analizar el comportamiento del «mundo», de los individuos y el conjunto social que conforman. Y ciertamente, esa capacidad de miniaturista de Proust acabó logrando la fijación de un universo que no ha dejado de asombrar a los lectores desde hace más de un siglo. Nos mantiene al mismo tiempo en una novela introspectiva, parcialmente autobiográfica, y en un retablo social inigualable y mordaz de su época, hasta convertir el monumental ciclo narrativo –a decir de Roland Barthes– en una «obra más sociológica de lo que se cree». Si los temas tradicionales de la novela decimonónica persisten en esta colosal obra, la perspectiva desde la que están tratados aquí los renovaron hasta generar un auténtico giro copernicano del género y del arte literario. El ciclo resultó ser una de las culminaciones del apogeo de lo novelesco en los siglos xix y xx, y convirtió a Proust en un clásico indiscutible.
Autor: Proust, Marcel
Nació en París, en 1871, en el seno de una rica familia con ascendencia católica y judía. Enfermizo e hipersensible desde sus años de infancia, recibió la especial atención de su madre. Desde sus estudios secundarios, donde se pondría de manifiesto su homosexualidad, fue acentuando su vocación literaria y estética. Buscó refugio en el mundo militar, que tuvo que abandonar por razones de salud, y tras varias intentonas universitarias pasó a llevar una vida mundana y despreocupada frecuentando por igual los salones literarios y altos círculos sociales y el submundo homosexual de la época. Dedicado a la escritura, desde 1896 publicó algunos volúmenes misceláneos y emprendió algunos proyectos narrativos sin suerte. Cuando murió su madre en 1905, aislado y maniático, luchando contra los ataques de asma, se dedicó por entero a completar hasta su último aliento el gran ciclo narrativo, À la recherche du temps perdu. Compuesto de siete tomos y más de tres mil páginas, se publicó entre 1913 y 1927, y más de la tercera parte saldría de forma póstuma. También dejó un epistolario inmenso. Falleció el 18 de noviembre de 1922 por causa de una neumonía, a la edad de 51 años.