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Busqueda avanzada- N° páginas : 264
- Medidas: 140 x 218 mm.
- Peso: 405 gr
- Encuadernación: Rústica
Victoire CONDE, MARYSE
Condé reconstruye la vida de su abuela, una criolla analfabeta (y cocinera excelsa), una mujer modesta que solo podía expresarse a través de su talento en los fogones.
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Sinopsis
Maryse Condé, autora de Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por una profunda convicción: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección.
Con una delicada fusión de memoria e imaginación, Maryse Condé reconstruye sus orígenes familiares en una obra profundamente emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX.
El libro en los medios
Zenda recomienda: «Victoire», de Maryse Condé — Zenda — 15 de enero de 2025Zenda recomienda: «Victoire», de Maryse Condé — Zenda — 15 de enero de 2025
Miércoles en Zenda. Miércoles de narrativa extranjera. Miércoles, en este caso, de Victoire, la que fuese una de las últimas obras de la escritora guadalupeña Maryse Condé (Pointe-à-Pitre, Guadalupe, 1934 – Apt, 2024), originalmente publicada en lengua francesa en el año 2010 y editada ahora, traducida por primera vez al castellano por Martha Asunción Alonso, por el sello editorial Impedimenta, que a lo largo de los últimos años viene haciéndose cargo de recuperar buena parte de la obra de Condé. En Victoire, la autora profundiza en la biografía de una figura en la frontera entre la realidad y el mito: la de su propia abuela materna, inscrita en el contexto de la Guadalupe colonial del siglo XIX. A través de ella, la historia de su propia familia y la de su país aparecen continuamente entrelazadas, incidiendo en la idea de que todo relato íntimo deviene, en última instancia, relato político. La propia editorial apunta, acerca de la obra: «Maryse Condé, autora de Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por una profunda convicción: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección. Con una delicada fusión de memoria e imaginación, Maryse Condé reconstruye sus orígenes familiares en una obra profundamente emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX». —Zenda
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Miércoles en Zenda. Miércoles de narrativa extranjera. Miércoles, en este caso, de Victoire, la que fuese una de las últimas obras de la escritora guadalupeña Maryse Condé (Pointe-à-Pitre, Guadalupe, 1934 – Apt, 2024), originalmente publicada en lengua francesa en el año 2010 y editada ahora, traducida por primera vez al castellano por Martha Asunción Alonso, por el sello editorial Impedimenta, que a lo largo de los últimos años viene haciéndose cargo de recuperar buena parte de la obra de Condé. En Victoire, la autora profundiza en la biografía de una figura en la frontera entre la realidad y el mito: la de su propia abuela materna, inscrita en el contexto de la Guadalupe colonial del siglo XIX. A través de ella, la historia de su propia familia y la de su país aparecen continuamente entrelazadas, incidiendo en la idea de que todo relato íntimo deviene, en última instancia, relato político. La propia editorial apunta, acerca de la obra: «Maryse Condé, autora de Corazón que ríe, corazón que llora y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe, un crisol heterogéneo de razas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por una profunda convicción: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección. Con una delicada fusión de memoria e imaginación, Maryse Condé reconstruye sus orígenes familiares en una obra profundamente emotiva y cautivadora. Un relato desgarrador que retrata la vida en Guadalupe en los últimos años del siglo XIX». —Zenda
«Victoire», de Maryse Condé: piel blanca, aromas mestizos — Diario de Sevilla — 26 de enero de 2025
El fallecimiento de Maryse Condé en abril del año pasado a los 87 años privó a sus lectores de una posibilidad que habría hecho verdadera justicia en el mundo de la literatura contemporánea: la concesión del Premio Nobel. Sí recibió el Nobel Alternativo en 2018, el año en que la Academia Sueca retrasó la concesión al año siguiente; pero tal reconocimiento no dejó de significar una consolación insuficiente para una autora que, por la calidad abrumadora de su escritura, el legado de una obra valiente que ha abierto caminos inesperados a la creación literaria y, si también se trata de eso, todo lo que representa como mujer negra criada en una cultura colonial, merecía mucho más. La verdadera compensación y la mayor reparación tienen que ver, sin embargo, con la posibilidad de seguir leyendo a Condé después de su muerte para comprender cómo esos territorios colonizados han preservado la mejor tradición humanista que Occidente dio por terminada tan alegremente, la que convierte a cada ser humano, como sujeto individual y social, en centro de atención por encima de consignas, convenciones e instituciones. En lengua española, la posibilidad de leer a Condé ha venido dada en los últimos años de la mano de la editorial Impedimenta, que ha publicado ya numerosos títulos de la autora y que acaba de incorporar a su catálogo su novela Victoire. La madre de mi madre, de nuevo con la traducción esmerada y cómplice de Martha Asunción Alonso. Publicada originalmente en 2010, Victoire ha sido relegada a menudo a cierta segunda fila en la consideración de la obra de Maryse Condé, en parte por su naturaleza de relato autobiográfico. Si en otras novelas la autora no renuncia a cierta épica, ni a una determinada injerencia de los contextos históricos, la narrativa aquí se hace más íntima, más hacia adentro, y demasiado a menudo tales signos se corresponden a nivel crítico con una ambición menor. Lo cierto es que, sin embargo, Victoire funciona, por una parte, como una pieza de orfebrería en la que los elementos esenciales de la literatura de Maryse Condé (entre ellos, precisamente, el modo en que tiende a revertir la épica en tonalidades líricas llenas de verdad y belleza, con un lenguaje directo pero elevado y poético en la misma proporción) se dan en una distancia más corta, más cálida, en la que se invita al lector a mirar más de cerca, a prestar atención más que nunca a los detalles; y, por otra, como una síntesis perfecta de su mirada al mundo, de su forma de comprender la Historia y su coraje al situar a la periferia en las coordenadas centrales del mapa: Maryse Condé fue mujer, negra, colonizada y escritora, y desde esa perspectiva crea, comprende y se atreve. Pocas voces han sido tan precisas a la hora de aclarar en qué se traduce vivir en un mundo como el nuestro bajo la doble condición de ser mujer y ser negra, tanto en siglos pasados como en el presente. Y en Victoire toda esta ilustración se da, si se quiere, de manera más clara, seguramente porque también lo hace de manera más natural. Victoire hará las delicias de los lectores experimentados de Condé, aunque de una manera distinta a como lo hacen La deseada o Corazón que ríe, corazón que llora; y, al mismo tiempo, constituye una puerta de entrada harto recomendable a su obra para quien no haya tenido el placer hasta el momento. (...) —Pablo Bujalance
«Victoire», de Maryse Condé: piel blanca, aromas mestizos — Diario de Sevilla — 26 de enero de 2025
El fallecimiento de Maryse Condé en abril del año pasado a los 87 años privó a sus lectores de una posibilidad que habría hecho verdadera justicia en el mundo de la literatura contemporánea: la concesión del Premio Nobel. Sí recibió el Nobel Alternativo en 2018, el año en que la Academia Sueca retrasó la concesión al año siguiente; pero tal reconocimiento no dejó de significar una consolación insuficiente para una autora que, por la calidad abrumadora de su escritura, el legado de una obra valiente que ha abierto caminos inesperados a la creación literaria y, si también se trata de eso, todo lo que representa como mujer negra criada en una cultura colonial, merecía mucho más. La verdadera compensación y la mayor reparación tienen que ver, sin embargo, con la posibilidad de seguir leyendo a Condé después de su muerte para comprender cómo esos territorios colonizados han preservado la mejor tradición humanista que Occidente dio por terminada tan alegremente, la que convierte a cada ser humano, como sujeto individual y social, en centro de atención por encima de consignas, convenciones e instituciones. En lengua española, la posibilidad de leer a Condé ha venido dada en los últimos años de la mano de la editorial Impedimenta, que ha publicado ya numerosos títulos de la autora y que acaba de incorporar a su catálogo su novela Victoire. La madre de mi madre, de nuevo con la traducción esmerada y cómplice de Martha Asunción Alonso. Publicada originalmente en 2010, Victoire ha sido relegada a menudo a cierta segunda fila en la consideración de la obra de Maryse Condé, en parte por su naturaleza de relato autobiográfico. Si en otras novelas la autora no renuncia a cierta épica, ni a una determinada injerencia de los contextos históricos, la narrativa aquí se hace más íntima, más hacia adentro, y demasiado a menudo tales signos se corresponden a nivel crítico con una ambición menor. Lo cierto es que, sin embargo, Victoire funciona, por una parte, como una pieza de orfebrería en la que los elementos esenciales de la literatura de Maryse Condé (entre ellos, precisamente, el modo en que tiende a revertir la épica en tonalidades líricas llenas de verdad y belleza, con un lenguaje directo pero elevado y poético en la misma proporción) se dan en una distancia más corta, más cálida, en la que se invita al lector a mirar más de cerca, a prestar atención más que nunca a los detalles; y, por otra, como una síntesis perfecta de su mirada al mundo, de su forma de comprender la Historia y su coraje al situar a la periferia en las coordenadas centrales del mapa: Maryse Condé fue mujer, negra, colonizada y escritora, y desde esa perspectiva crea, comprende y se atreve. Pocas voces han sido tan precisas a la hora de aclarar en qué se traduce vivir en un mundo como el nuestro bajo la doble condición de ser mujer y ser negra, tanto en siglos pasados como en el presente. Y en Victoire toda esta ilustración se da, si se quiere, de manera más clara, seguramente porque también lo hace de manera más natural. Victoire hará las delicias de los lectores experimentados de Condé, aunque de una manera distinta a como lo hacen La deseada o Corazón que ríe, corazón que llora; y, al mismo tiempo, constituye una puerta de entrada harto recomendable a su obra para quien no haya tenido el placer hasta el momento. (...) —Pablo Bujalance
«Victoire» entre las novedades más anticipadas — La Vanguardia — 5 de enero de 2025
Historias íntimas y también universales. Con una mirada feminista y que rescatan a personajes icónicos de la historia, como las célebres Uta de Naumburgo o Marilyn Monroe. Este 2025 viene cargado de narraciones y ensayos que miran al pasado, para aprender de él, y al futuro, para poder interpretar mejor qué es lo que nos espera como sociedad si no tomamos conciencia de determinados temas, como la inteligencia artificial o la crisis ambiental. Pero, sobre todo, si algo busca esta rentrée, más allá de la reflexión global, es que el lector pueda pasar horas de desconexión y entretenimiento gracias a tramas originales y a personajes tan singulares como una macabra institutriz o un joven tuberculoso al que le apetece conversar sobre lo divino y lo humano. Las aventuras están garantizadas. «Victoire, la madre de mi madre», Maryse Condé, Impedimenta. La autora viaja al pasado para reconstruir la legendaria cocina criolla de su abuela, una mujer que no sabía leer pero cuya habilidad a los fogones era envidiada en toda la isla de Guadalupe. (...) —Lara Gómez Ruiz
Descargar«Victoire» entre las novedades más anticipadas — La Vanguardia — 5 de enero de 2025
Historias íntimas y también universales. Con una mirada feminista y que rescatan a personajes icónicos de la historia, como las célebres Uta de Naumburgo o Marilyn Monroe. Este 2025 viene cargado de narraciones y ensayos que miran al pasado, para aprender de él, y al futuro, para poder interpretar mejor qué es lo que nos espera como sociedad si no tomamos conciencia de determinados temas, como la inteligencia artificial o la crisis ambiental. Pero, sobre todo, si algo busca esta rentrée, más allá de la reflexión global, es que el lector pueda pasar horas de desconexión y entretenimiento gracias a tramas originales y a personajes tan singulares como una macabra institutriz o un joven tuberculoso al que le apetece conversar sobre lo divino y lo humano. Las aventuras están garantizadas. «Victoire, la madre de mi madre», Maryse Condé, Impedimenta. La autora viaja al pasado para reconstruir la legendaria cocina criolla de su abuela, una mujer que no sabía leer pero cuya habilidad a los fogones era envidiada en toda la isla de Guadalupe. (...) —Lara Gómez Ruiz
DescargarAutor: Condé, Maryse
Maryse Condé nació en 1937 en la isla de Guadalupe. Estudió en París y, tras una larga estancia en África, comenzó su carrera literaria en Francia. En 1985 se mudó a Estados Unidos y en 1987 recibió el Grand Prix Littéraire de la Femme por «Yo, Tituba, la bruja negra de Salem» (1986). Entre sus otras obras destacan sus memorias «Corazón que ríe, corazón que llora» (1999) y «La vida sin maquillaje» (2012), así como las novelas «La Deseada» (1997), «Historia de la mujer caníbal» (2003), «Victoire. La madre de mi madre» (2010) y «El Evangelio del Nuevo Mundo» (2022). En 2018 fue galardonada con el Premio Nobel Alternativo de Literatura, y en 2021 recibió el Prix Mondial Cino del Duca por su labor humanista en la cultura. Falleció en abril 2024 en la pequeña ciudad de Gordes, al sur de Francia.